Por Mar Barcón | Galicia | 24/11/2009
Ungido por el liderazgo de fin de semana y urgido por las circunstancias, Rajoy decidió tirar de "Código de buen gobierno" para, según él, "ofrecer un pacto de honestidad" Lo que hay que oír. La primera colleja le cayó desde las filas populares; en un acto organizado por CEU, Manuel Pizarro se preguntaba para qué más Códigos si ya tienen los "Diez mandamientos" Estos amigos de Esperanza siempre echando una mano Pero, francamente, Mariano se lo había buscado.
Según el presidente popular, para "prestigiar la política" son necesarias al menos 50 medidas, algunas de las cuales resulta incomprensible que las proponga quien se precia de conocer las normas que rigen la administración pública. Cómo si no se puede calificar el hecho de que Rajoy hable de "prohibir el fraccionamiento de los contratos", práctica absolutamente vedada en la legislación vigente ..?, cómo entender la propuesta de publicar las remuneraciones de los cargos políticos en la administración local, recogida ya en la vigente Ley del Suelo impulsada por Zapatero (y a la que el PP votó en contra)?...
Pero quizás lo más incomprensible es la explícita desconfianza en la honestidad de los políticos que destila la propuesta popular, desconfianza que alarma más si cabe, si tenemos en cuenta que quien la manifiesta fue concejal y Presidente de la Diputación de Pontevedra. Qué no habrá hecho o visto Rajoy en su experiencia para afirmar que los responsables políticos no son de fiar.. cómo si no se explica la idea de "reforzar el papel de los interventores, secretarios y tesoreros" o la de "eliminar a los cargos electos de los tribunales de oposiciones". Cómo se puede fundamentar la necesaria reforma de la administración local en un discurso tan injusto como débil cuya línea argumental es "menos poder para la política, menos corrupción"
Lo cierto es que, según el informe de la Fiscalía, apenas un 0,7% de los cargos electos están involucrados en procesos judiciales; por cierto, como es natural, una parte de estos cargos serán inocentes de los cargos que se presentan contra ellos. Lo cierto es que la inmensa mayoría de quienes nos representan en los ayuntamientos aciertan o se equivocan en su gestión, pero ni son delincuentes, ni se venden ni venden nuestro patrimonio común. Lo cierto es que hará falta aprobar un nuevo Código de gobierno local, tras casi veinticinco años de vigencia de la LBRL y muchas transformaciones sociales, económicas, administrativas e institucionales. Lo cierto es que habrá que asegurar la financiación municipal, que garantice el mantenimiento de servicios públicos de calidad y suponga la mayoría de edad definitiva de los ayuntamientos.
Lo cierto es que quienes se dedican a la política desde el ámbito local no son corruptos. La corrupción no es patrimonio de alcaldes o concejales sino un mal camino por el que algunos seres humanos se deslizan en cuanto pueden, se dediquen a la política, a la mecánica o a la física. Y lo cierto, en definitiva, es que algunos discursos allanan el camino - como lo hicieron allá por los noventa- a quienes está siempre dispuestos a demostrar que "ellos no son políticos", que no creen en la política, que la política todo lo mancha, que los partidos políticos son culpables de intereses oscuros y que este sistema democrático genera corrupción Les suena?. Así nació el G.I.L Dónde va Mariano Rajoy?.
Mar Barcón é deputada no Parlamento Galego. O seu blog: http://barconblog.blogspot.com/