Malamadre

Dicen los entendidos que más allá de la calidad de un actor o una actriz, su carrera y su proyección dependen de si algún día dan con “el papel”, con ese protagonista o secundario que los saca del pelotón de los “buenos” para catapultarlos al estrellato. Nadie sabe ni cómo ni por qué llega o no esa oportunidad pero se convierte en el verdadero secreto del éxito definitivo. Para Bardem fue la cama de Ramón Sampedro, para Martin Sheen “Apocalypse Now”, para Morgan Freeman “Seven” y hasta Bogart, que era mucho Bogart de dios, no hubiera formado parte del Olimpo sin aquél Rick que todos hubieran querido ser.. Al otro lado, los que nunca lo consiguieron.. alguien recuerda un título del magnífico Timothy Hutton? o por qué Paul Sorvino es sólo “el padre de Mira”..?

Por Mar Barcón | A Coruña | 15/02/2010

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A Tosar “su papel” se lo brindó Monzó en un thriller carcelario digno del mejor cine americano.  Después de “Celda 211” ya nada vovlerá a ser igual para aquél dulce juez que enamoró a media Galicia en “Mareas vivas”. Y no es que Luis Tosar no fuera ya un grandísimo actor, es que le faltaba “su papel”, le faltaba Malamadre… Oscuro, violento, carismático, feroz, emotivo.. el caleidoscópico personaje es un punto y aparte en su carrera y le ha catapultado ante crítica y público. Incluso aquellos que -  como confesaba ayer el crítico Carlos Boyero -  dudaban de su capacidad para dar vida a personajes más complejos se han rendido ante los matices que Tosar ha extraído de esta mala bestia carcelaria. Ni la resignación dolorosa del parado en “Los lunes al sol” fue suficiente ni su violencia en “Te doy mis ojos” era bastante violenta para ganarse un puesto “entre ellos”. Hoy si. Esta noche si.

Daniel Monzón consigue con “Celda 211” convencernos de que en España se pueden hacer películas grandes con guiones espléndidos incluso cuando no hablan de la Guerra Civil y que una historia “carcelaria” también aquí es posible; la Celda contó, además, con la ventaja de que a la Hipatia de Amenábar le faltaba la emoción que el madrileño pone siempre en su obra, así que Malamadre y amigos junto al dúo Darín- Campanella se encargaron este año de revolvernos las entrañas. Luis Tosar, gallego, actor grande desde los ojos hasta su voz, ronca, llegada desde las entrañas para encarnar el desgarro vital de Malamadre. Tosar el reivindicativo, el que levantó la voz contra el chapapote y la guerra, el que se nos coló en casa desde Portozás y el que nos iba emocionando a medida que cada papel nos regalaba un pedacito de él… Tosar es Malamadre y a partir de ahora el Cine, el de Freeman y el de Bogart, el de Sheen y el de Bardem tienen una nueva estrella; con  este Goya – igual hubiera sido sin él - , Tosar se ha hecho grande… Ah!.. y  Roberto Varela – ese que dice que la cultura gallega está “ensimismada” – estaba allí… para “pillar foto”… Menuda jeta!.

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