El fútbol y la democracia

Allá por finales de los setenta, España se desperezaba de la “longa noite de pedra” en la que el franquismo la había sumido durante cuarenta años. Las calles bullían de gentes ansiosas de hablar, opinar, conocer, descubrir..

Por Mar Barcón | A Coruña | 07/07/2010

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y las paredes se tapizaban con los rostros de aquellos que habían de convertirse en protagonistas de nuestra incipiente democracia. Hambriento de libertad, el país se volcó en una transición que un día nos pareció modélica, aunque luego le hayamos ido descubriendo las costuras. Eran tiempos de debates, de lecturas comprometidas, cantautores y asociaciones vecinales, de un temor indeterminado a lo que podía suceder detrás de cada muro cuartelario, de esperanza, de inventarse, de inventarnos…

Definitivamente, el fútbol no cotizaba al alza. Tras el manejo que la dictadura había hecho de los éxitos deportivos, especialmente del Real Madrid, y habida cuenta de que no había mucha cosa de qué presumir, el balompié se convirtió en algo cuasi vergonzante, en el deporte de masas descerebradas que movían al sonrojo a cualquiera que supiera juntar sin ayuda sujeto, verbo y predicado.. Si te gustaba el fútbol es que estabas un peldaño abajo en la escala evolutiva. Si te gustaba el fútbol y eras una chica de 15 años, la gente te miraba con lástima.. “un pouquiño rara esta pequena, non?”, y si osabas decir en una comida familiar que la historia del fútbol español hubiera cambiado si a Gárate aquellos hongos malditos le hubiesen respetado la rodilla, la gente giraba la cabeza con más rapidez que “la niña del exorcista” y siempre había alguien que sentenciaba.. “esto, en vez de libertad é libertinaje…”. Por si fuera poco la crema y nata de la intelectualidad patria renegaban de quien supiera de memoria la alineación de la Real Sociedad – qué decir ya si sabías la madridista – y hasta Sánchez Dragó repetía en cada tertulia “la culpa del atraso de este país es de toda esa gente que lee el As”.. cualquiera se animaba a señalarle que su “Gárgoris y Habidis” no estaba mal, aunque resultaba un poquito pedante..

En fin, que la cosa no era fácil hasta que de pronto algo sucedió.. un buen día, Peces Barba, eminente jurista, político respetado y a la sazón Presidente del Congreso, reconocía en una entrevista su querencia futbolística y se retrataba como madridista irredento.. Un suspiro de alivio recorrió el país.. así que se podía ser intelectual, rojo, futbolero…. y hasta merengue!!!.. Hombre, haberlo dicho antes!!!. Y así, poco a poco, en un ritual de pública confesión, fuimos descubriendo que Felipe era del Betis, Almunia del Bilbao, que a Narcis, además del piano le gustaba el Barça, Sabina del Atleti y hasta Ramoncín, todavía metido a “rey del pollo frito” tenía su alma prendida al aire del Bernabeu.

La democracia facilitó mucho las cosas, las elecciones se sucedieron y se nos quitó la ansiedad cada vez que aparecía una urna y Valdano se encargó de demostrarnos que incluso había futbolistas que parecían poetas y que el deporte en general y el fútbol en particular podían ser contados con palabras hermosas.. Y pasaron los años, la movida, la reconversión, las Olimpiadas, la colza y el sida, se desplegó la España de las autonomías, nos hicimos ricos con el cemento y acto seguido nos arruinamos, Almodóvar se hizo grande, el país se llenó de vías del AVE, se casaron las infantas, llegó la Guerra de Irak y el Prestige, y el gobierno paritario.. Y un buen día nos dimos cuenta de que el fútbol no era nada más que fútbol; que no sana heridas ni rebaja déficit, ni nos hace más sabios ni más poderosos, que sólo es eso.. fútbol.. noventa minutos de tensión y un par de días de tertulias, pero nada más..

Esta tarde en Durban frente a Alemania, España sólo se juega una semifinal del Mundial.. lo nunca visto, pero apenas nada. Mañana volveremos a analizar la sentencia del Estatut, la reforma laboral y en unos días las portadas las llenará el Presidente Zapatero en el Debate sobre el estado de la nación. Hoy las plazas del país entero se llenarán de camisetas y banderas y caras pintadas, al grito de “illa, illa.. Villa maravilla!” y miles de personas cantarán “España, España, España…”. Una sexta parte de ellas son votantes nacionalistas, pero hace mucho tiempo que pronunciamos con soltura el nombre de “Cesc” – Francesc – lo mismo que ese chaval de Albacete, Iniesta, es el símbolo del alma culé… Hace tiempo que el Barça no es “más que un club”, por eso un Laporta chirría tanto, el hombre.. Es lo que tiene la democracia, que nos evita la épica de cartón piedra y nos devuelve el fútbol, convertido en un deporte, en un momento, apenas, para disfrutar o sufrir pero desde la realidad… Estos días oí a algún ínclito tertuliano y alguna sesuda “pensadora” recuperar el viejo discurso del “pan y circo” y del “imperio español”.. qué antiguo queda todo eso, cómo se nota que los cambios sociales, a veces, son difíciles de percibir desde las aulas universitarias.. Ganemos o perdamos mañana seguiremos preocupados por el desempleo, por Bolonia, por los plazos del AVE y la corrupción.. Mañana Alemania seguirá pendiente de su coalición de gobierno y el resto pendiente del IBEX, las bolsas y el crédito.. Pero hoy disfrutaremos del fútbol de estos chavales que no le tienen miedo al equipo de Löw… Hoy, sólo fútbol, ni más ni menos.

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