Por Mar Barcón | A Coruña | 30/01/2010
El Congreso popular supone, de entrada, una derrota estrepitosa para la dirección gallega encabezada por Nuñez Feijoo, un fracaso de la estrategia de Rueda y un papelón de cuidado a algunas de las personas más relevantes del Grupo Parlamentario y del Gobierno gallego. Bastaba una ojeada a los rostros de Rodríguez Miranda o de Marta Rodriguez Arias para darse cuenta de las tensiones que este resultado introduce en las filas populares y que la decisión del todopoderoso Conselleiro de Presidencia de “abrir fuego a discreción” contra la familia Baltar no fue sólo una jugada mal calculada sino que marca un antes y un después en las relaciones internas del PP cuyas consecuencias son impredecibles.
Los abucheos del Congreso al candidato de Feijoo y Rajoy, el ínclito Alcalde de Verín, Jimenez Morán, y el desafecto con el que los congresistas recibieron al Presidente de la Xunta son pruebas sobradas de que la campaña diseñada desde Santiago reabrió heridas que tal vez ahora tarden más en curar. Ya no son los tiempos del “encierro” de los diputados orensanos en un piso para presionar a Fraga; el “patrón” siempre supo sobrevivir en el tira y afloja de las relaciones con los “barones” y evitó que el enfrentamiento llegara a un punto sin retorno. La campaña dirigida por Rueda para bloquear el acceso a la presidencia provincial de Baltar Blanco contó con todos los ingredientes que le gustan al Secretario General del PPdeG: descalificaciones, filtraciones, rumores infundados, una guerra sin cuartel pensada para “no dejar prisioneros” y la consiguiente dosis de traidores dispuestos a cualquier cosa por servir a la causa “feijoniana”..
Nunca supimos tantas cosas y tan variadas de las “falcatruadas” hechas por Baltar desde la Diputación hasta que nos las contaron con pelos y señales los que antaño le amparaban y le adulaban… Eso sí, en este vodevil cargado de despropósitos , guardaremos en la memoria algunos momentos estelares como la llamada a la regeneración y renovación del candidato Jimenez Morán o la “denuncia” del nepotismo baltariano en boca de Rogelio Martínez, el llanto de Baltar padre y el “desliz” de Miranda, deudor en su carrera política de la familia Baltar a los que no dudó en traicionar para seguir las directrices de Rueda.
José Manuel Baltar Blanco ha dejado esta mañana de ser “el hijo de Baltar” para ser el presidente provincial que derrotó al candidato de Feijoo. Empeñado en borrar el peso “de la boina” sembró la campaña de actos mediáticos, de conciertos y referencias al cine de Scorsese. Famoso desde que apareció en las listas de aprobados en una oposición junto con familiares de otros cargos del PP dicen, amigos y enemigos, que no le hubiera hecho falta ayuda alguna para ser el primero de la clase. Inteligente y de buen trato cuentan que tiene más amigos fuera que dentro del PP y son muchos los que dudan de su tirón electoral. Hace algunos meses se acercó a Nuñez Feijoo y le dijo: “quiero que sepas que me voy a presentar a la presidencia del Partido”; el Presidente calló. No volvieron a hablar del asunto. Esta mañana, una vez hecho público el resultado, Baltar Blanco abrazó a su padre, a su rival y a Feijoo. Quizás, en ese momento, al abrazar al Presidente de la Xunta, José Manuel Baltar le dijo al oído aquella frase de su admirado Michael Corleone “Nunca tomes partido contra la familia”.